Lo perfecto es enemigo de lo bueno 😖

 


el mardito monstruo de la perfección o…

Lo perfecto es enemigo de lo bueno 😖

 

Hemos escuchado a humanos que hablan de lo orgullosos que se sienten por ser perfeccionistas. Es más, lo dicen como un “defecto/virtud”. dicen: “Te voy a confesar algo… mi peor defecto de verdad… es que soy demasiado perfeccionista…” como esperando que el otro humano le diga: “Cómo creeeees… si eso no es ningún defectooooo…”. Sí puede serlo.

 

Les vamos a contar una historia breve de perfeccionismo, y de cómo “lo perfecto es enemigo de lo bueno” (dicho sea de paso, esta es una frase muy padre que le escuchamos a una humana).

 

Ok:

“Érase una vez una humana que odiaba doblar su ropa al salir de la secadora. Le parecía una lata horrible. detrás de ese encono hacia una actividad tan trivial… había una razón oculta: la humana quería que su closet se viera bonito, como hecho por Martha Stewart. Entonces como la doblada de ropa no le salía perfecta; playeritas dobladas como de tienda, pants puestecitos por colores, pijamas ordenados por temporada o sabrá Dios qué criterios de organización podía querer, la ropa se quedaba amontonada en una silla, ajá “la silla”… hecha un amasijo de trapos arrugados, sin forma ni estructura de ninguna especie. Marie Kondo le habría echado agua bendita a esa fokin silla.

 

Al ver que evidentemente sus cargas de ropa limpia ya no cabían la silla, ni en la otra silla… ni en la cama… La humana en cuestión empezó a doblar la bendita ropa, medio a regañadientes, por supervivencia doméstica, de la mejor forma que pudo. Las playeras no quedaban como sacadas de Zara, nah, pero salían decentes vaya, ordenadas se veían. Los calcetines se emparejaban, las sudaderas se apilaban e iban entrando a un clóset que no era perfecto, pero se veía BIEN. Repetimos: ¡se veía bien!”

 

Nos perdonarán lo burdo del ejemplo. Recuerden que somos flores y nuestras experiencias humanas las vivimos a través de los chismes que captamos por ahí colgadas de los árboles, desde las macetas y sobresaliendo de las banquetas. Nos pareció un ejemplo fácil para hablar de cómo la búsqueda del perfeccionismo puede hacerlos vivir en un caos… porque su búsqueda puede complicar las cosas en extremo y a veces es innecesario. Alcanzar la perfección puede ser algo tortuoso, extenuante, sin fin… porque cada humano puede determinar cuál es la medida que necesita alcanzar, lo que conduce a frustraciones muy grandes, a la inacción total, o impide ver que lo que ya se está haciendo, funciona y bien.

 

Humanos, queremos verlos más felices, el planeta necesita felicidad, plenitud, menos complicaciones. La felicidad no es una meta, son ratitos al día, son esos momentos donde las cosas en su mayoría, están bien: Tienen salud tanto ustedes como quienes quieren, tienen comida rica en el plato, están acompañados de alguien que los hace reír, pueden salir a caminar un rato usando sus propias extremidades, sentir el sol y la brisa, tienen algo de dinero en la cuenta para comprarse un café por la tarde o unas chelas el viernes y tomárselas con unos amigos, mientras conversan de la película que salió la semana pasada. ¿suena como un día normal no? Sí, Eso es felicidad, es simple, es buena, solo hay que reconocerla, no tiene que ser una vida perfecta 💜🌷.

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